El Debate Político y el Poder de la Palabra
La política mexicana estuvo principalmente dominada por el discurso de masas en el cuál los candidatos disertaban elocuentes piezas oratorias con el objetivo de legitimar la elección y penetrar en las emociones de los electores.
Las plazas públicas se abarrotaban de personas que eran trasladas para celebrar el ritual del culto a la personalidad. El discurso político resultaba en realidad un monólogo. Nadie ponía en duda la palabra del candidato y su discurso resultaba incuestionable. Las ovaciones y los aplausos formaban parte de ese simbólico ritual.
La elección presidencial de 1994 constituye un antecedente relevante en la democratización de la lucha por el poder. Los entonces candidatos: Ernesto Zedillo Ponce de León (PRI), Diego Fernández de Cevallos (PAN) y Cuauhtémoc Cardenas Solórzano (PRD) celebraron el primer debate político por la presidencia de la república. El entonces Instituto Federal Electoral tuvo a su cargo la misión de coordinar los trabajos de este debate.
Desde entonces el debate político entre los candidatos a la presidencia de la república a sido una constante. Esta dinámica fortalece a la democracia, ya que otorga a los electores una valiosa oportunidad para valorar las propuestas de gobierno, pero también para comparar la personalidad de todos los candidatos.
La reforma electoral de 2014 contiene como uno de sus avances, la obligatoriedad de dos debates entre los candidatos a la presidencia de la república, pero también extiende este mandato a las elecciones locales. Esto significa que los candidatos que aspiren a dirigir los destinos de alguna entidad federativa tienen la obligación de debatir. Así lo señala el artículo 218 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
En México 13 entidades federativas celebrarán elecciones durante 2016. En 11 de esas elecciones se habrá de elegir Gobernador. Esta dinámica se extiende incluso como una posibilidad en las elecciones de Diputados Locales y Presidentes Municipales. Si los partidos políticos y candidatos se deciden a enfrentarse en la lucha de las ideas y las palabras, podrán hacerlo con el aval de los Organismos Públicos Locales Electorales.
En Tlaxcala, de acuerdo al Calendario Electoral aprobado por el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, los candidatos a gobernador deberán celebrar el primer debate entre el 23 y 28 de abril y el segundo entre el 13 y el 18 de mayo de 2016. Esto permitirá realizar una evaluación más exhaustiva de las propuestas de gobierno, pero también deberemos valorar el talento, el autocontrol y la astucia de cada uno de los candidatos que aspira a dirigir el destino de los tlaxcaltecas.
El acuerdo aprobado por el Órgano Electoral Tlaxcalteca en el que emite los lineamientos para la celebración de debates, expone que estos podrán llevarse a los candidatos a diputados locales y presidentes municipales. Lo anterior si es solicitado por la mayoría de los partidos políticos con el consentimiento expreso de los candidatos.
Estas reformas deben llevar a los partidos políticos a intensificar la preparación de sus futuras candidatas y candidatos. El poder de la palabra, la fuerza de la improvisación, el uso de la argumentación y el autocontrol, serán herramientas y talentos indispensables para las mujeres y hombres que aspiren a ganar una elección el año entrante. Una buena fotografía, una bonita sonrisa y un atractivo diseño publicitario, no serán suficientes para salir victoriosos.
Es tiempo de volver al origen de la política, donde la palabra es sinónimo de elocuencia, argumentación y virtud. Las mujeres y hombres que decidan contender el próximo año deben dedicar mucho tiempo a su preparación personal. Nadie va a debatir por ellos. Una buena imagen impone, pero una idea defendida con pasión gana una elección.
Fernando Valdez Zainos
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