Oratoria y Discurso Político



No hay política sin palabras, así de simple y de tajante. El instrumento universal de la persuasión a sido el verbo. Desde la antigüedad y hasta nuestros días la palabra es el centro de toda acción política. El líder político debe: argumentar, debatir, acordar, negociar, persuadir, seducir, convencer, oponer, informar, comunicar, liderar, concertar, interpretar, escuchar, motivar e inspirar; todo esto resultaría imposible sin el poder de la palabra.

 Gorgias el orador decía a Aristóteles el filosofo “la palabra es un déspota todo poderoso y es la obrera de la persuasión”  con esta afirmación el retórico griego advertía sobre el poder persuasivo de la palabra hablada.



 En pleno siglo XXI hay quienes restan méritos al poder de la palabra, señalando que la retórica a sido sustituida por el entrenamiento en medios de comunicación o las redes sociales. La tecnología e internet han construido nuevas plataformas de comunicación que todo líder debe conocer y dominar. Los procesos electorales, son escenarios en donde se intensifica en un periodo reducido de tiempo, el uso de este tipo de estructuras y plataformas globales para la comunicación.

  Las campañas políticas son intensos procesos de persuasión con fines de persuasión electoral. La comunicación que se realiza tiene el objetivo de ganar la simpatía de los electores. El tiempo en que se desarrolla la competencia por ganar el voto de los ciudadanos se desarrolla en un tiempo reducido.

 Durante el tiempo en que se desarrolla la campaña se destinan muchos recursos para: los espectaculares, la pinta de bardas, la distribución de trípticos, los mítines, las caravanas de autos, las redes sociales, la página web y los spots de radio y  TV. En todo este despliegue propagandístico se tiene como objetivo posicionar la imagen del candidato, su propuesta de gobierno y el partido que lo postula.



Sin embargo la inmensa mayoría de las veces se descuida al elemento más valioso de la campaña política el candidato. Solamente necesitamos reflexionar un poco, para darnos cuenta del inmenso espacio de maniobra y selección que podemos usar para toda la planeación y ejecución del plan de Marketing de la campaña política.

Imagina un excelente diseño de imagen, impresiones de la mejor calidad para carteles y triptico, un excelente manejo de redes sociales, una innovadora página web y el presupuesto suficiente para contratar todos los espectaculares que necesites. Ahora tienes a los electores cautivados por el posicionamiento generado y están con un gran deseo de conocer al candidato.

Ahora imagina un evento con una gran audiencia. Todos motivados por conocer y escuchar a la mujer u hombre por quien han decidido votar. Llega el candidato al evento y lo anuncian con gran entusiasmo y es recibido con un estrepitoso aplauso. Pero cuando empieza a hablar… lo hace con una voz apagada, tartamudeando, escondiendo la mirada y tratando de esconderse detrás del pódium.



Sus ideas se presentan en total desorden, carentes de lógica y para colmo la memoria le traiciona y se queda callado por diversos momentos tratando de recordar. Las manos las esconde en sus bolsillos y su ropa no logra disimular el temblor de sus piernas.

Ese evento genera la decepción de los electores que se habían cautivado temporalmente por la imagen visual, grafica y digital que habían conocido. Pero la decepción llegó cuando escucharon en persona al candidato.  ¿Cómo evitar esta pesadilla? La respuesta no es compleja, pero requiere vencer muchos prejuicios e ideas limitantes.

Todo candidato debe ser preparado en oratoria política. Ese entrenamiento le otorgará una ventaja que le hará más competitivo que sus adversarios. Conocer el orden del discurso, usar con elegancia la voz, ser poseedor de un ademan que genere magnetismo, improvisar discursos con seguridad, poder mantener el contacto visual con sus electores, argumentar con facilidad sobre su propuesta de gobierno y debatir con firmeza para defender su proyecto político, son tan solo algunas de las ventajas que le otorgará el practicar oratoria política.


Se  invierten semanas y meses enteros para preparar toda la campaña publicitaria destinada al posicionamiento del candidato, el partido político  y la propuesta. De la misma forma debemos dedicar un tiempo importante en la preparación personal del candidato. Su forma de caminar, de saludar, de mirar a sus electores, de dirigirse a una cámara de televisión o un micrófono de radio, pueden resultar determinantes para la victoria electoral que persigue.

Su forma de hablar, el contenido argumentativo y emocional de sus discursos, su expresión corporal y el carisma que proyectará en un discurso de masas son también de gran importancia. Los electores buscan un líder que los represente con dignidad y fortaleza.

Una campaña política no se improvisa. Una campaña ganadora no nace de la casualidad, se construye con preparación y profesionalismo. El candidato es el actor central de la comunicación en toda campaña política, dedicar tiempo en un plan de entrenamiento personal constituye un gran acierto. La tecnología no sustituye al “ser” de la política. La oratoria y el discurso político contribuyen a la  preparación solida de un verdadero hombre de Estado.

Fernando Valdez Zainos  

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