¿Y AHORA QUÉ DIGO? ORATORIA SOCIAL
Recientemente tuve la oportunidad de confirmar la necesidad de saber hablar en público en un evento familiar. Tal vez este tipo de ceremoniales son los que más nerviosos nos ponen por estar rodeados de personas que conocemos.
En la oratoria social encontramos la preparación para dar un mensaje en eventos de sociedad. Son circunstancias familiares, laborales o escolares que viviremos en muy pocas ocasiones, pero que el solo imaginarlas despierta la angustia de muchos.
Este género de la oratoria es el que usamos en: el mensaje que brinda un padre en la fiesta de XV años de su hija, en las palabras que se presentan por parte del novio cuando va a formalizar con los padres de su novia la fecha de la boda, el agradecimiento que se da a los padrinos de un bautizo o si eres la persona afortunada en dar el discurso de graduación por parte de tu generación.
Cada uno de estos escenarios se presentan en muy contadas ocasiones, pero en cada una de ellas queremos dar el mensaje mas bello y emotivo que pudiéramos presentar.
Sentimos un gran compromiso moral y una necesidad enorme de poder pronunciar en voz alta con nuestras palabras, el amor que sentimos por nuestra pareja, la ilusión por los XV años de nuestra hija o la satisfacción de concluir una meta académica.
El solo pensar que no hacerlo bien puede avergonzar a nuestro ser querido nos despierta una intranquilidad enorme. Nos atemoriza comenzar a tartamudear, que nos quedemos callados o que hablemos incoherentemente. Son ocasiones especiales donde el amor y la gratitud se hacen presentes.
El poder de la palabra no descansa solamente en la movilización de masas, este milagro de la naturaleza va más allá de ser un instrumento para conquistar el poder político o económico. Las palabras son un puente que nos permiten cruzar de un corazón a otro, son la puerta de nuestras emociones y el milagro diario que nos hace humanos.
La palabra es liberación cuando logramos decir en el momento correcto la palabra oportuna. Esos sonidos llenos de significados pueden despertar una sonrisa y un suspiro. También pueden generar dolor o sufrimiento. Lo ideal sería que cada palabra que pronunciemos, llegue con nobleza y generosidad al corazón de quienes nos oyen.
Recuerda que cuando vamos a hablar en una ocasión especial, es nuestro corazón el que debe prepararse para ese momento de libertad. Cada vocablo debe buscar ser escuchado por el corazón de todos quienes nos oyen. La oratoria social es un género que surge de la luz de los recuerdos, para sembrar en la memoria de todos quienes nos escuchan, una imagen de afecto y alegría. Si lo hacemos con sinceridad y los sentimientos a flor de piel, seguramente estaremos también entregándole a nuestros seres queridos, un de los momentos más bellos de su vida, que siempre llevaran prendido en la memoria de sus corazones.
¿Puede haber un momento más bello que el dirigirte a la familia de la persona con quien deseas pasar el resto de tu vida, para pedirles que compartan su amor y juntos vivan el momento en que habrá de enlazar sus destinos, para volverse uno mismo?
¿Hay acaso un momento más emotivo para un padre que el ver a su hija llena de dicha, viviendo esa fiesta que ha esperado por tanto tiempo, donde comparte esos XV años de alegrías y se presenta como una mujer ante la sociedad de la que forma parte?
¿Qué mayor responsabilidad que vivir el honor de dar el discurso a nombre de la generación con la que compartiste el aula, la cuál te ha confiado la alta encomienda de ser la voz de todos ellos, para agradecer a padres, maestros, directivos y amigos?
¿Te imaginas la distinción de hablar en nombre de tu familia para dar las gracias a todos quienes compartieron las bodas de plata u oro de tus padres?
Cuando tengas frente a ti la responsabilidad y el privilegio de hablar, para compartir con tus seres queridos un momento memorable, disfrútalo y procura que cada palabra, cada sonido y cada significado nazca de tu corazón. Que tu palabra sea luz y encuentro siempre.
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